Versión original tomada del Tumblr de CassieA moment later, Helen had returned; she was walking slowly now, and carefully, her hand on the back of a thin boy with a mop of wavy brown hair. He couldn’t have been older than twelve, and Clary recognized him immediately. Helen, her hand firmly clamped around the wrist of a younger boy whose hands were covered with blue wax. He must have been playing with the tapers in the huge candelabras that decorated the sides of the nave. He looked about twelve, with an impish grin and the same wavy, bitter-chocolate hair as his sister.
Jules, Helen had called him. Her little brother.
The impish grin was gone now. He looked tired and dirty and frightened. Skinny wrists stuck out of the cuffs of a white mourning jacket whose sleeves were too short for him. In his arms he was carrying a little boy, probably not more than two years old, with the same wavy brown hair that he had; it seemed to be a family trait. The rest of his family wore the same borrowed mourning clothes: following Julian was a brunette girl about ten, her hand firmly clasped in the hold of a boy the same age: the boy had a sheet of tangled black hair that nearly obscured his face. Fraternal twins, Clary guessed. After them came a girl who might have been eight or nine, her face round and very pale between brown braids.
The misery on their faces cut ay Clary’s heart. She thought of her power with runes, wishing that she could create one that would soften the blow of loss. Mourning runes existed, but only to honor the dead, in the same way that love runes existed, like wedding rings, to symbolize the bond of love. You couldn’t make someone love you with a rune, and you couldn’t assuage grief with it, either. So much magic, Clary thought, and nothing to mend a broken heart.
“Julian Blackthorn,” said Jia Penhallow, and her voice was gentle. “Step forward, please.”
Julian swallowed and handed the little boy he was holding over to his sister. He stepped forward, his eyes darting around the room. He was clearly scouring the crowd for someone. His shoulders had just begun to slump when another figure darted out onto the stage. A girl, also about twelve, with a tangle of blond hair that hung down around her shoulders: she wore jeans and a t-shirt that didn’t quite fit, and her head was down, as if she couldn’t bear so many people looking at her. It was clear that she didn’t want to be there — on the stage or perhaps even in Idris — but the moment he saw her, Julian seemed to relax. The terrified look vanished from his expression as she moved to stand next to him, her face ducked down and away from the crowd.
“Julian,” said Jia, in the same gentle voice, “would you do something for us? Would you take up the Mortal Sword?”
Traducción
Un momento después, Helen había
vuelto; caminaba lentamente ahora y con cuidado, su mano en la espalda de un
muchacho delgado con una melena de cabello castaño ondulado. No podría haber
sido mayor de doce años, y Clary lo reconoció inmediatamente. Helen, su mano
sujetada firmemente alrededor de la muñeca de un muchacho más joven cuyas manos
estaban cubiertas con cera azul. Debía de haber jugado con las velas de los
enormes candelabros que decoraban los lados de la nave. Se veía como de doce,
con una sonrisa pícara y el mismo ondulado cabello color chocolate como su
hermana.
Jules, Helen le había llamado. Su
hermano pequeño. La sonrisa pícara se había ido ahora. Parecía cansado y sucio
y asustado. Muñecas flacas salían de los puños de una chaqueta blanca de luto cuyas
mangas eran demasiado cortas para él. En sus brazos llevaba un pequeño niño,
probablemente de no más de dos años de edad, con el mismo cabello castaño
ondulado que tenía; parecía ser un rasgo familiar. El resto de su familia
llevaba la misma ropa de luto prestada: siguiendo a Julian, había una chica
morena de diez años, su mano sostenía firmemente la de otro muchacho de la misma
edad: el muchacho tenía una capa de pelo
negro que casi ocultó su rostro. Gemelos fraternales (mellizos), Clary supuso.
Después llegó una chica que podría haber sido de ocho o nueve años, su cara
redonda y muy pálida entre trenzas marrón.
La miseria en sus rostros llegó al
corazón de Clary. Pensaba en su poder con runas, deseando que ella pudiera crear
una que suavizaría el golpe de la pérdida. Runas de luto existem, pero sólo
para honrar a los muertos, al igual que runas de amor existen, como los anillos
de boda, para simbolizar el vínculo de amor. No puedes hacer que alguien te ame
con una runa, y no puedes mitigar dolor con ellas, tampoco. “Tanta magia” pensó
Clary “y nada puede reparar un corazón roto.”
-Julian Blackthorn-dijo Jia
Penhallow, y su voz era suave. -Un paso hacia adelante, por favor.-
Julian tragó saliva y le entregó
al niño que sostenía a su hermana. Él caminó hacia adelante, sus ojos recorrían
la habitación. Claramente para buscar a
alguien en la multitud. Sus hombros habían empezado a bajar cuando otra figura
saltó hacia el escenario. Una niña de doce años también, con una maraña de
cabellos rubios que colgaban hacia abajo alrededor de sus hombros: llevaba jeans
y una camiseta que no le quedaba bastante, y bajaba la cabeza, como si ella no
podía soportar tanta gente mirándola. Estaba claro que no quería estar allí, en
la escenario o tal vez incluso en Idris, pero en el momento en que vio a Julian pareció relajarse. La aterrorizada
mirada desapareció de su expresión al mismo tiempo que se trasladaba junto a él
, su rostro se agachó hacia abajo y lejos de la multitud.
-Julian- dijo Jia, en la misma voz
suave, -¿Harías algo por nosotros? ¿Tomarías la Espada Mortal?-
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